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No hay nada que me parezca más bajo que tratar el querer como algo controlable. Ponerle condiciones, normas y lógica es una de las mayores aberraciones sociales. Pero por suerte la evolución social permite el conocimiento de las diversas formas de afecto y, sobretodo, permite darnos el honor de disfrutar de cualquier tipo de relación.

Cuando una vive con desconfianza toda la vida, hay un momento en el que se da cuenta de que está sola. No es fácil aceptar que llevas toda la vida rehuyendo de tirarte de espaldas en los brazos de la gente. Pero es más duro hacer memoria y entender por qué y por quién eres incapaz de vomitar el tuétano de tus preocupaciones.

El concepto que tiene la sociedad sobre los roles femeninos y masculinos nos influye desde que somos pequeños. Es tal la presión que ejerce, que algunos nos llegamos a replantear como nos sentimos o quienes somos. En mi caso, los comentarios y los ojos que me miraban desconcertados me hicieron tomar una decisión.